No se exactamente que me gusta, pero si se que me hace feliz.

Me hace feliz respirar profundo y sentirme viva, poder sentir, soñar, pensar, expresarme. Plasmar emociones por medio de figuras y letras que me acompañan cuando me quiero desahogar, grafican diferentes sentidos de mí vivir momentáneo.

Me hace feliz moverme al compás de la música y cerrar los ojos, sentir que la tengo por dentro, que bailo con ella y junto a ella, que viajo en una burbuja esponjosa que me transporta a un mundo de ensueño, a un mundo lejano. Y es cuando siento que levito sobre el fuego de la realidad que me quema el corazón.

Las tonadas de mi música me refrescan el alma, me tranquilizan y me llevan a soñar, soñar...Hummmm, soy feliz soñando, imaginándome miles de cosas, de sabores y de colores con los que me divierto. Soy feliz cuando me rio, porque siento que voy a estallar en placer, en alegría plena, porque me olvido de lo malo, porque mi alma bailotea en mi mente y me siento absurdamente tonta, pero feliz, feliz de poder sonreír, de hacer sonar lo que me causa gracia. Me hace feliz poder cantar, cantar desde adentro y con el corazón, entonar frases que alientan mi alma, acompañadas por las cuerdas y los tambores que me excitan, que me hacen sonreír.

Soy feliz cuando estoy con mis amigos, cuando comparto con ellos y los escucho, cuando me escuchan, cuando nos ayudamos y estamos tan junticos, cuando nuestros rostros hacen esa mueca que refleja lo que sentimos por dentro y nos soltamos a reír por tonterías.

Me alegra eso, que las cosas puedan ser rosadas, porque me gusta el rosado, pero algunas veces se torna oscuro y no me disgusta, me gusta porque limpia mi alma cuando se aclara el color, me hace feliz desencadenar un mar de lágrimas que van desenredando el gran nudo que me ahoga la garganta. Me hace feliz estar con las personas que amo, que amo con al alma, con la mente y tal vez con el corazón, con aquellas que me hacen viajar fuera de aquí, del mundo en el que vivo, porque es lo que más me gusta, vivir en mi mente, viajar en mis adentros.

Me hace feliz comer, comer muchísimo y de todo, no despreciar bocado alguno, masticar con hambre y saciar mis antojos alimenticios. Me gusta cuando me baño y el agua corre por mi cuerpo, refrescándome lentamente, algunas veces hasta sonrío de felicidad por eso. Soy feliz cuando el viento me golpea el rostro y mi cabello se mueve como si se quisiera salir de su raíz. Soy feliz cuando alguien me saluda, cuando me mira a los ojos, me sonríe y me dice dulcemente ¡Hola! ¿Sabes? Se siente muy rico cuando te subes a un bus y el conductor te saluda amablemente y extiende su mano para recibirte el dinero y cuando te bajas, te desea un feliz día, es lindo eso, me hace feliz.

Me gusta el mar, me encanta, me fascina, soy feliz cuando me paro sobre la arena y el agua me absorbe lentamente los pies, cuando miro al horizonte y esa ruedita ya rojiza se va ocultando bajo el agua, y de repente unos puntitos luminosos alegran la noches, las estrellas, amo las estrellas, me hacen feliz, y más aún cuando vienen con la luna, con la luna grande o chiquita, como sea, pero que sea luna.

Soy feliz cuando me siento bonita, porque siento que puedo hacer de todo, me siento con fuerzas, y aprovecho de esos momentos, porque son escasos. Soy feliz cuando estoy sola en mi casa y me acuesto en la sala a gritar, gritar muy fuerte, desde adentro. Y siento que descanso, me siento libre.

Me hace feliz cuando llega diciembre, es más, me hace muy feliz. Las lucecitas, las reuniones, los villancicos, la familia, los platos navideños, todo. El inundarme de esa felicidad que me penetra hasta los huesos, el olor a música y alegría, me encanta.

Soy feliz cuando las cosas que me gustan llenan mi alma y me contagian de una alegría indescriptible que me hace suspirar y sonreír.